domingo, 6 de noviembre de 2011

Las lámparas LED revolucionan los sistemas de iluminación

Tras los fluorescentes compactos, los LED impulsan definitivamente el ahorro energético en la iluminación interior y exterior.

Las lámparas LED ya sirven para iluminar gran parte de las pantallas planas de los televisores y teléfonos móviles y se utilizan con ventaja en los semáforos desde hace años. El cambio viene sin embargo ahora, al entrar los LED con fuerza en el mercado de iluminación profesional y reemplazar incluso a los fluorescentes compactos, gracias a que emiten una luz más cálida y duran más. Para los fabricantes de luminarias y proyectistas, la introducción masiva de los LED les abre nuevas perspectivas, al poder ofrecer sistemas de iluminación muy eficientes energéticamente y más duraderos, compactos y versátiles, aptos tanto para interior como exterior y en diferentes colores. El LED, de hecho, es el desarrollo más importante de la industria de iluminación desde que se inventó la bombilla incandescente en 1879 y desde que se mostrar el primer fluorescente en la Exposición Universal de Nueva York de 1939.


El LED o diodo emisor de luz (Light-Emitting Diode) es un fenómeno conocido desde finales de los años veinte del pasado siglo. Es incluso anterior a la lámpara fluorescente, pero la industria no lo empezó a utilizar hasta unos cuarenta años después, en las primeras calculadoras electrónicas y relojes digitales. Aún se pueden encontrar aparatos de medición con pantallas que muestran los dígitos de color generalmente rojo, aunque también verde y azul, los colores primarios de la luz blanca.

Ha sido en este siglo XXI cuando se ha producido un progreso del LED acelerado y espectacular. Hace una década las ventas eran prácticamente nulas pero el año pasado las lámparas LED ya representaron el 10% del mercado total de ilumi- nación en valor. En el 2020, las lámparas LED podrían suponer el 59% del mercado global de iluminación, según datos recientes de la consultora McKinsey.

Desde el pasado 1 de septiembre está prohibida la comercialización masiva de bombillas incandescentes en España y en la mayoría de países de la Unión Europea e industrializados, o lo estarán en el próximo medio año. Hace unos meses ya se habían prohibido las de 40 y 100 vatios y ahora afecta a las más usadas, las de 60 vatios. Se podrán, no obstante, seguir vendiendo las existencias que se encuentren en los almacenes, lo que hará que, en la práctica, pasen varios meses antes de que desaparezcan las bombillas de incandescencia de las tiendas.


Reemplazo directo

Lo que seguirá existiendo es el casquillo de rosca en diferentes tamaños, especialmente el más estándar E27 y el más pequeño E14, que es tan ubicuo como la bombilla. Y el consumidor no tendrá que tirar a la basura las lámparas que tiene en el hogar cuando se le fundan las bombillas, porque podrá reemplazar las bombillas de incandescencia por otras con el mismo casquillo y de forma y tamaño similares, sean de tipo convencional, esféricas o vela y claras o mate.


Las lámparas de incandescencia serán reemplazadas por las genéricamente llamadas “de bajo consumo”, que representan un ahorro en electricidad del orden del 40% para flujo lumínico similar y no necesitan de ningún adaptador ni transformador. Estas lámparas de bajo consumo no llevan filamento de incandescencia sino que son del tipo halógeno, de fluorescencia compacta y, cada vez más, LED. Son los tres tipos principales de lámparas destinadas a la iluminación general.


En 2007 se vendieron en todo el mundo unos 12.500 millones de lámparas incandescentes, frente a unos 3.500 millones de lámparas de fluorescencia compacta, el doble que dos años antes. En estos últimos años, las ventas de lámparas incandescentes han caído en picado, al dejar de producirlas las grandes fábricas y prohibirse su comercialización, y han pasado a venderse unos 5.000 millones de lámparas de fluorescencia compacta. Se calcula que el mercado de estas últimas crecerá del orden de 200 millones de unidades anuales.


El mercado de lámparas aparece sumamente complejo para los próximos diez años y las estimaciones detalladas de venta varían mucho, porque hay numerosos parámetros a tener en cuenta. Las cifras en cada momento dependerán del progreso real de cada tecnología sustitutiva y de su precio de venta, que a su vez vendrá marcado por la evolución de los costes y de la competencia entre distintos fabricantes y mercados respectivos.


Progreso del LED

Las mejor situadas en los próximos cinco años son las lámparas de fluorescencia compactas, por su mayor duración y eficiencia, mientras las halógenas seguirán teniendo mayor penetración, especialmente las del tipo avanzado. Hacia finales de este lustro, sin embargo, los expertos están convencidos de que la tecnología LED ganará progresivamente terreno y a lo largo de la próxima década dominará el mercado de la iluminación general.

Cada tecnología de iluminación tiene sus ventajas y sus inconvenientes, con su nivel de eficiencia, tipo de alumbrado, duración media y precio. Hoy en día es posible reemplazar directamente cualquier bombilla de incandescencia por otra halógena, fluorescente com- pacta o incluso LED, sin necesidad de ningún adaptador. Lo que no se consigue es el mismo tipo de iluminación ni al mismo precio. Cualquier lámpara de bajo consumo cuesta al menos el triple que una in- candescente y si es LED puede valer hasta cuarenta veces más.

Y es que la humilde bombilla de filamento emite una luz muy cálida, blanca, omnidireccional y sin apenas distorsión de los colores. Es además muy barata, lo que explica su éxito indiscutible durante más de cien años. Para un uso continuado durante muchas horas al día, los fluorescentes tienen seis veces más eficiencia lumínica y duran unas seis veces más. Las lámparas halógenas duran el doble que las incandescentes, pero su eficiencia lumínica es similar a la incandescencia y no ha sido hasta muy recientemente que han aparecido halógenas avanzadas que compiten en todos los terrenos.

Las lámparas de fluorescencia compacta han mejorado también mucho en los últimos años y proporcionan ahora una luz cálida, pero menos que la incandescencia, y aún tardan unos pocos segundos en alcanzar su máxima potencia lumínica, mientras las halógenas y las de incandescencia iluminan instantáneamente. Para iluminar un pasillo, por ejemplo, los fluorescentes compactos no son adecuados, por la razón inversa: su luz no es instantánea. Es muy fácil regular la potencia de una halógena, lo que no ocurre con los fluorescentes.

Para luz indirecta y focalizada, las halógenas aventajan a las bombillas incandescentes y no consumen tanta electricidad con una potencia lumínica comparable. Si se trata de iluminar grandes espacios exteriores, las lámparas de vapor de sodio tradicionales no tienen rival, si se acepta la luz amarillenta que emiten. Cada tipo de lámpara tiene así sus ventajas y sus inconvenientes; de ahí que no pueda existir el reemplazo directo de un sistema por otro y que todo sean ventajas. Han debido pasar veinte años para que la penetración de los fluorescentes compactos sea significativa, a pesar de que el retorno de la mayor inversión inicial siempre ha sido muy rápido.

En el caso de las lámparas LED, tampoco son todo ventajas. La potencia lumínica de una lámpara LED de última generación es del orden de 70 lúmenes por vatio, si- milar a un fluorescente compacto. Un LED puede durar 50.000 horas, cinco veces más que un fluorescente y puede producir una luz blanca de mucha mejor calidad y de una gama muy amplia de colores, pero su coste no tiene comparación. Para amortizar un LED tiene que estar encendido muchas horas al día y no unas pocas como pasa con cual- quier bombilla de casa.

¿Por qué se habla tanto, entonces, de las lámparas LED? Sencillamente, porque se prevé que en muy pocos años haya un aumento drástico de su eficiencia y duración y una reducción igualmente acelerada de los costes, al ser una alternativa cada vez más clara para muchos usos, hasta alcanzar cualquier tipo de iluminación.


Futuro prometedor

El aumento progresivo de la eficiencia de las lámparas LED, del orden de 150 lúmenes por vatio, el doble que un fluorescente, permitirá que las lámparas LED puedan ser mucho más pequeñas que las que reemplazan, lo que a su vez provocará un rediseño de las luminarias, más compactas y por tanto más económicas. Además, los LED podrán ofrecer una paleta de colores lumínicos muy amplio sin sacrificar en exceso la eficiencia, como pasa ahora; la luz decorativa podrá al- canzar así nuevos niveles, como de hecho ya está pasando en algunos edificios y recintos singulares.

Por el contrario, las lámparas fluorescentes, y mucho más las incandescentes o las halógenas, poco más pueden ofrecer. En los últimos cincuenta años, y sobre todo en los últimos veinte con la aparición de las compactas, las lámparas fluorescentes han hecho un progreso espectacular, pero han llegado casi al límite de sus posibilidades. Los fluorescentes seguirán siendo probablemente el producto estrella en lo que queda de década para la iluminación general, aunque de manera inexorable darán paso a los LED.

Este progreso paulatino y previsible de los LED permitirá que fabricantes de luminarias y de cualquier producto donde haya una luz, así como diseñadores y proyectistas, tengan una oportunidad de oro para ofrecer soluciones innovadoras y atractivas en términos de precio y posibilidades en los próximos años. Afectará especialmente a los productos de alumbrado, pero el bajo consumo y tamaño harán que pueda incorporarse luz a muchos productos que hasta ahora carecían de ella, a la vez que otros mu- chos añadirán funciones suplementarias gracias a ello.

Este futuro tan previsible y halagüeño de los LED hará que los tres grandes productores de lámparas a nivel mundial y que controlan cerca del 60% de las ventas totales, que son Philips, Osram y General Electric Lighting, tendrán una creciente competencia. De momento, se han lanzado a la carrera del desarrollo de los LED compañías japonesas de muy ilustre prestigio en el terreno de la electrónica de consumo y de aparatos eléctricos como Toshiba, Panasonic o Sharp. También las dos grandes compañías coreanas, Samsung y LG, están desarrollando lámparas LED a marchas forzadas, aparte de que hace tiempo que las ponen en los televisores que fabrican. Nadie duda que las compañías chinas también entrarán en tromba en este mercado, como ha sucedido en los electrodomésticos, ordena- dores o teléfonos.

La duda que planea para el desarrollo de este inmenso mercado potencial que son las lámparas LED proviene de los materiales y de las patentes. Los LED, al fin y al cabo, son materiales semiconductores y para su fabricación se necesitan emplear productos exóticos, como las denominadas “tierras raras”, que últimamente están de actualidad porque China es uno de los principales productores mundiales y ha restringido su exportación, a la vez que ha disparado su precio.

No es descartable, por tanto, que en los próximos años haya un intercambio de patentes por materiales exóticos y que China se erija en el árbitro como gran suministrador de materiales y fabricante de productos acabados de iluminación. Tampoco sería nada extraño, porque Asia, al fin y al cabo, será el gran mercado de la iluminación en los próximos años. Y no por el reemplazo de lámparas existentes sino porque el número actual de lámparas en un hogar chino es mucho más bajo que en Occidente.


El 60% de las luminarias serán LED en el 2020

La Asociación Española de Fabricantes de Iluminación (Anfalum) estima que en el año 2020 el 60% de las luminarias suministradas serán del tipo LED, basándose en las respuestas dadas por empresas que representan el 70% de la fabricación de LED y a expensas de que la evolución del mercado siga su curso previsto.

El crecimiento medio del mercado de iluminación LED ha sido del 24% en los últimos años en Espa- ña aunque se espera que aumente hasta el 40 o 50% cuando concluya la actual crisis. Para Anfalum, el adecuado diseño previo de las instalaciones es fundamental para conseguir un elevado ahorro energético, así como la utilización de materiales fabricados por empresas de prestigio.

El diseño de la luminaria y su adecuada ventilación son claves para asegurar una elevada eficacia lumínica y duración de la fuente de luz. La vida de una lámpara LED queda muy mermada si no está suficientemente ventilada y la instalación debe estar bien diseñada para que la dirección de la luz sea la correcta, así como su temperatura de color.

Articulo según fuentes de Secartys. Puede ampliar informacion en www.siluj.com

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